Confusión solitaria

Plegadas dibujé las hojas.

¿Por qué eran rojas?

Quemadas, sí. Muertas.

La sangre las consumió.

Cantaban a rocío antes. Gimen.

Tragan el sucio y maloliente tufo.

Ya no son perfectas.

Pálidas permanecen, sin alma.

Siento intacto, no puedo tocarlas.

Plegadas, apresadas.

Floreciéndoles la amarga gota de la soledad.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *